sábado, 21 de marzo de 2020

#PoesíaEnCasa #jamyebenes


SIEMPRE HAY… ¡ESPERANZA!
Dedicado a Cáritas y a la brillante labor de Siloé

Siempre hay… un roto para un descosido
y patatas para un buen cocido,
 estrellas en un cielo colorido,
vítores y aplausos enardecidos
para un artista distinguido.

Siempre hay… una bella y dulce sonrisa,
para un rostro triste y compungido.

Siempre hay… una cigüeña misteriosa,
para un campanario derruido.

Siempre hay… ¡temor! en el preso fugitivo,
 canción de rockero divertido,
ilusión, para un hombre deprimido,
juguetes para un niño aburrido y
libros, para un joven erudito.

Siempre hay… un corazón y compañía
para un viejo solo, en el olvido,
y un nombre, para un recién nacido,
ayuda, para el héroe malherido,
respuesta para un malentendido
y emoción, para un cuerpo rendido.

Siempre hay… alternativas y propuestas
para un enigma desconocido,
 conquista, para un pueblo vencido y
camisa, para un pobre mal vestido.

Siempre hay… alguna lanza y una espada
para un soldado aguerrido,
 sombra, para un descanso merecido y
frutos, en un árbol bien florido.

Siempre hay… un esforzado labrador
para los campos de cultivo,
una era, para un olmo y un olivo.

Siempre hay… frondosas alamedas
para los polluelos y su nido.

Siempre hay… ¡un buen manjar!, un buen hogar,
para el obrero reconocido y
aspirante a un amor vespertino,
dudas, por conocer el destino,
atenuante, para un reo afligido y
consejo para alguien resentido,
consuelo para un arrepentido,
vacante, en un empleo perseguido
y memoria, para lo vivido.

Siempre hay… ¡inteligentes palabras!
para un asceta reprimido,
refugio, para el triste y abatido.

Siempre hay…tiernos, sinceros abrazos,
para el mejor de los amigos.

Siempre me invade una alegría
¡fuerte!, por haberte conocido.

Siempre hay pasión, carente de razón,
para los besos decididos.

Siempre te miro y sueño contigo,
perenne de mi pensamiento
sabes, que me tienes bien perdido.

Siempre muero y me estoy muriendo,
por querer refugiarme en tu ombligo.

Siempre voy, ya estoy maquinando,
para que quieras estar conmigo.

Siempre vivo, ya estoy suspirando,
por querer meterme en tu abrigo.

Y en mil noches, yo me pregunto…
¿Por qué nunca me has querido?

Y es por eso, que yo me digo…
¿Quizás, porque soy un pobre mendigo?

¿Acaso te resulta indiferente…
la situación del indigente?

Y aquí, yo te escribo esta canción,
desterrado, alejado… ¡en un rincón!

Y siempre te seguiré, vibrando…
¡por las dulces prebendas de tu amor!



JUAN ANTONIO MUÑOZ YÉBENES

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