domingo, 5 de abril de 2020

Dedicado a las Cofradías y Hermandades de la Semana Santa



JESÚS DE NAZARET
Dedicado a las Cofradías y Hermandades de la Semana Santa

Bajan sierpes sangrientas por tu frente escarlata y
recorren sedientas la cruz, con clavos de plata y
 peines de luz, que acarician tu pelo de espinos,
que atraviesan las mieses de tus pies, de tus manos,
que rasgan tu gola de miel los crueles romanos,
de lanza viperina y látigos asesinos.

Fariseo deicida, envidias al Hijo del Hombre y
pronto te olvidas, por cuatro monedas de cobre y
presto te admiras vestido de vil mercenario.
Jesús Nazareno, El Salvador, con padres eternos
que nos libran de todo mal, de todo infierno,
que nos miran sufriendo en redentores calvarios.

Te dejas prender, de noche y entre brunos olivos
marchitos por el horror, por llevarte cautivo
con golpes, insultos, zafias y zaínas acciones,
te dejas llevar, así está escrito, cruz al hombro,
con el paso agotado y con Vía Crucis de escombros
te dejas crucificar, ¡entre santas pasiones!

Ahora ya viene, ahora ya llega la hora infinita y
ahora retiene, ahora ya llora el alma bendita.
Aurora en lágrimas vivas, ahogada en la pena
por la voz sin mácula, por el fiel sentimiento,
por la oveja perdida, por el mísero hambriento
ansioso del Verbo y testigo, en La Última Cena.

Apóstol de los temores, pues así está escrito,
clamando valor, rezas, ¡como el trueno es tu grito!
que desgarra cielo y tierra, templos y tinieblas.

Jesús Nazareno, eres lucero marinero,
brisa de estío y calor, en las noches de enero.
En la cruz, se alza y divisa un rótulo latino:
“Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum”, escribieron,
y traduzco a mi modo con verso alejandrino:
“Jesús Nazareno, Rey, Hombre, Dios en el cielo”

A tus pies, desconsuelo y dolor, llantos de Madre
que vela y vuela, en tu albura, a la diestra del Padre
y entre cantos Querubines, que al alba despiertan.

JUAN ANTONIO MUÑOZ YÉBENES

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